domingo, 15 de febrero de 2009

Ya estoy en Ucrania

Este post os escribo desde Ucrania. Acabo de llegar a Kiev. Sí, ya estoy aquí, dispuesto a descubrir el nuevo mundo que se abre a mí alrededor.
El comienzo del viaje lo podría calificar de satisfactorio. El avión ha llegado a su destino con normalidad, salvo ocasionales turbulencias, y con mi equipaje abordo. Toda una suerte, teniendo en cuenta que se han perdido las maletas de varios pasajeros, incluida mi novia.
Lucía y yo hemos llegado a Kiev, haciendo escala en Milán. El aeropuerto de Milán me ha parecido bastante pequeño y caro. Para hacer tiempo nos hemos metido en “Duty Free”. Adoro estas tiendas libres de impuestos que me recuerdan los comercios de Andorra. Después de probar mil y una fragancias, y oliendo a Chanel Allure Homme Sport he subido al avión con destino a Kiev.
El vuelo a Kiev ha sido más entretenido que el de Valencia-Milán. En el asiento de al lado me ha tocado un italiano que me dio conversación durante todo el trayecto. Me ha contado que iba a ver a una chica que había conocido por Internet y estaba muy emocionado y nervioso. Nos hemos intercambiado los teléfonos, y le he deseado mucha suerte.
En el avión hemos tenido que rellenar “Tarjeta de Inmigración”, un documento que se entrega en el control de aduana. Es un formulario que recoge tus datos personales, la duración de visita, el lugar de alojamiento, etc.
El momento del aterrizaje también tenía su punto. Es la primera vez que veía a los pasajeros aplaudir después de tomar tierra. Es una especie de agradecimiento a toda la tripulación por un vuelo bien efectuado. En el aire se respiraba buen rollo y la inmensa alegría de estar en las tierras ucranianas.
Así acabábamos de llegar al aeropuerto de Kiev, llamado Borispol. Está situado a 28 kilómetros de la ciudad.
Después de bajar del avión, hemos tenido que pasar por el control de pasaportes. Una experiencia un tanto peculiar e inusual para los turistas de la Unión Europea que no estamos acostumbrados a este tipo de procedimiento. La chica de la ventanilla ha pasado un buen rato estudiando mi pasaporte y escaneándome con su mirada de arriba hacia abajo. Será que le gusto y no puede resistirse ante mis evidentes encantos, pensaba yo mientras tanto. Después de dedicar tanto tiempo a mi persona y preguntar sobre el motivo de mi visita (ésta fijo que quiere quedar conmigo), me ha dejado pasar al otro lado del mostrador.
El siguiente paso ha sido la recogida del equipaje. Ha tardado bastante en salir, y cuando ha aparecido la última maleta, mi novia ha empezado a ponerse muy nerviosa… su maleta no se encontraba en la cinta transportadora. De inmediato nos dirigimos al punto de información y poniendo en práctica todo nuestro conocimiento del inglés, explicamos nuestro problema. La empleada del aeropuerto tomó nuestros datos y dijo que en breve se podrían en contacto con nosotros.
Después de reclamar el equipaje perdido, nos dirigimos a la puerta de salida. Me he quedado impresionado al ver a tanta gente alrededor. Por un momento me he sentido como un famoso bajo la atenta mirada de mis admiradores. Entre tanta gente he reconocido a mi amigo Enrique que ha venido al aeropuerto a buscarnos. He sentido mucha alegría al ver a mi amigo, y nos saludamos con un efusivo abrazo. En el camino hacia la salida del edificio me ha sorprendido ver a “taxistas piratas” que andaban buscando a sus posibles clientes.
Ahora estoy en el hotel “Dnipro”. Un hotel de cuatro estrellas, situado en el corazón de la ciudad.
A pesar de ser un viaje bastante largo e intenso, ahora mismo no siento cansancio. Al revés, tengo un subidón de energía y actividad. Me fascina como tan solo en unas horas te puedes encontrar en un país totalmente diferente, con otro idioma, otra cultura. Ahora mismo salgo a pasear por Kiev nocturno. Ya os contaré mis impresiones.

domingo, 1 de febrero de 2009

Me voy de viaje

Hoy he tenido un día increíble. ¡Ojala que todos fueran igual de buenos!
Primero, al llegar a la redacción, el jefe de contenidos me ha comunicado una excelente noticia.
Llevo trabajando ocho meses en una revista sobre decoración y hogar. No es que me guste escribir sobre el color de las paredes para esta temporada o el método más eficaz para limpiar el baño, ni mucho menos. Pero seamos sinceros, tal y como está el mercado laboral hoy en día, este trabajo es un chollo para un recién licenciado del periodismo. Soy optimista y siempre intento ver el lado positivo de las cosas. Sé que es un trabajo temporal y espero pronto poder dedicarme a lo que realmente me atrae y apasiona… ser corresponsal para una cadena de televisión. Creo que tengo las aptitudes necesarias para desempeñar con éxito esta tarea. Me considero un chico comunicativo, abierto, extrovertido y muy activo. Me gustaría convertirme en un buen comunicador y ser el vínculo entre la información y la sociedad. Además me encantaría pasar una temporadita fuera de España y descubrir nuevos mundos. Estoy seguro de que nada es imposible si lo deseas de verdad y le pones mucho empeño.
Volviendo a lo de esta mañana, ¡qué alegría me he llevado cuando mi jefe me ha llamado a su despacho y me ha comunicado…mi ascenso! Resulta que la revista se va a ampliar y a renovarse. El jefe me ha dicho que yo seré el responsable de una nueva sección dedicada a entrevistas con los mejores decoradores e interioristas del sector. Me he puesto muy contento ya que desde siempre me ha gustado hacer entrevistas y conocer a nueva gente. Sé que no es lo mismo que entrevistar a destacados políticos o actores, pero mucho mejor que escribir sobre los trucos para quitar las manchas de los objetos de acero o sobre los mejores remedios para limpiar las alfombras de lana.
Pero lo mejor aún estaba por llegar. El jefe me ha dicho que mi ascenso irá acompañado por una subida de salario. No me haré rico, pero cualquier aumento está bienvenido, especialmente siendo joven y con ganas de independizarse en un futuro no demasiado lejano. Y lo más increíble es que por fin me dejan coger mis merecidas vacaciones. He pasado todo el verano trabajando sin parar y aún no me lo creo que pueda tomar un respiro. Necesito recargar las pilas antes de volver de nuevo a la carga.
El día no podía haber empezado mejor. Después de enterarme de mis inminentes vacaciones, he empezado a pensar en cómo pasarlas de la mejor forma posible. Podría quedarme en casa y simplemente descansar. Pero soy demasiado activo y sé que no podría estar tres semanas sin hacer nada. Mientras he estado barajando diversas opciones para estas vacaciones, ha sonado mi móvil.
Ha sido mi amigo de toda la vida, Enrique. Le conozco desde los siete años y es como si fuera mi hermano. Estudiamos juntos hasta terminar el bachillerato. Después yo entré en la facultad de periodismo, y mi amigo se decantó por ADE (Administración y dirección de empresas). Al terminar la carrera, Enrique encontró trabajo en Ucrania, en una empresa española, especializada en la producción y comercialización de productos culinarios. Lleva viviendo un año en Kiev y, a pesar de muchas dificultades con las que se encuentra día a día, le tiene mucho cariño a este país.
En el transcurso de la conversación, Enrique me ha recordado que yo tenía un viaje pendiente a Ucrania y me ha preguntado cuándo por fin venía a verle. Mi amigo ya me había invitado en varias ocasiones, pero yo nunca encontraba un momento oportuno para ir a visitarle. Y entonces una brillante idea ha pasado por mi cabeza. Ahora que voy a tener las vacaciones, un viajecito a Ucrania sería un plan perfecto. Así podría visitar a mi amigo del alma y además conocer un nuevo país. Le he dicho a Enrique que ya no me tenía que esperar más porque esta misma tarde iba a buscar vuelo con destino a Kiev. Mi amigo se ha puesto muy contento al saber que pronto nos podamos reunir y recordar los viejos tiempos.
Sin esperar ni un minuto más, he llamado a mi novia y he quedado con ella para comer juntos. La pobre ha venido con una cara de pena y angustia. Resulta que hoy la han despedido del trabajo. Trabaja de enfermera en una clínica privada y, por falta de recursos, la empresa ha recortado una parte del personal. He intentado animarla y convencer de que en esta vida siempre hay que ver el vaso medio lleno. Le he ofrecido la posibilidad de tomar un pequeño descanso y venirse conmigo de viaje. Al principio le pareció una idea descabellada (como casi todas mis ideas) puesto que no le gusta viajar y además a un país tan desconocido y nuevo para ella. Pero como no le gustaba la idea de que yo viajara solo, no le he quedado más remedio que aceptar.
Como veis ha sido un día lleno de sorpresas. Estoy emocionado e ilusionado con la idea de viajar en breve. Creo que el viaje es lo mejor para descubrir lo desconocido y acumular valiosa información sobre el mundo y sobre uno mismo. Ya he comprado billetes de avión y ahora me estoy documentando sobre el país al que me voy a partir en unos días. ¡La aventura está a punto de comenzar!